Esta es una bella historia para comprender más el mundo del Síndrome Down en los pequeños y de cómo nos cambia la vida.

El hijo de Caroline White, Seb, tiene síndrome de Down. Su madre desearía que los adultos trataran a su hijo de la manera que lo hacen los demás niños. A continuación explica por qué.

Si alguien te preguntara quién o qué te ha dado la mayor lección de tu vida, probablemente dirías que fue un profesor inspirador o alguna clase de tus años universitarios; tal vez fue el año que pasaste viajando por el mundo, el consejo de un mejor amigo, las enseñanzas de tu padre o tu abuelo.

Todas estas personas y experiencias ciertamente han influido en mi visión de la vida y, sin lugar a dudas, han ayudado a dar forma a la persona que soy hoy. Pero mi curva de aprendizaje más acelerada se ha dado en los últimos siete años. El nacimiento de mi primer hijo con síndrome de Down ha resultado una experiencia completamente transformadora.

Y en este camino he aprendido muchísimo: de mí misma, de los demás, de las prioridades de la vida, de las igualdades y desigualdades. Pero ha sido Seb mismo, y los niños a su alrededor, quienes más me han enseñado. Mis recuerdos de cómo me enteré de que mi hijo tenía síndrome de Down, cuando apenas tenía un día de vida, son muy vagos y borrosos.

Estaba devastada. Mi mente entró en una espiral de miedo sobre el futuro que nos caería encima y me imaginé una vida de exclusión e incapacidad, de marginaciones, de miradas inapropiadas y de sentirme “diferente”. Por un tiempo pensé que el dolor nunca se iría. En ese entonces, mi hijo no sólo tenía síndrome de Down: era síndrome de Down.

El dolor se acaba

Poco a poco, el dolor comenzó a ceder y yo me fui enamorando irremediable y completamente de este pequeño hombrecito. Cada día que pasaba Seb me mostraba un nuevo aspecto de sí: pasó de ser un bebé hermoso a un adorable niño que, a veces, imponía toda clase de desafíos.

Ahora ama el fútbol, andar en monopatín y comer helado y papas fritas, pero odia que le laven el pelo y lo manden a la cama a la hora de dormir. Es un niño que ha aprendido a leer y escribir, que adora ir al cine y jugar con sus amigos. Nuestras vidas no pueden ser más distintas de las que imaginé cuando nació.

Nota completa: http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2015/02/150226_salud_sindrome_down_mirada_infantil_finde_vp