El Síndrome de Down es un trastorno genético que se da cuando existe un cromosoma extra en el par número 21 de nuestro ADN, por lo que el individuo presenta discapacidad cognitiva -la cual se da en gradios variables-, así como una alteración en los rasgos físicos, en especial en los ojos rasgados.

Esta alteración fue descubierta en 1866 por John Langdon Down, y con el paso de los años se han desarrollado terapias específicas para estimular a las personas que padecen este síndrome desde pequeños para desarrollar mejor sus capacidades cognitivas y motoras.

En diciembre del 2011, la Asamblea General de la ONU, estableció el 21 de marzo como el Día Mundial del Síndrome de Down, con lo que busca crear conciencia sobre este trastorno, pero, en especial, en recordarle a la población mundial las capacidades que las personas con síndrome de Down tienen, así como sus contribuciones para la sociedad, con tal de eliminar los prejuicios y crear un ambiente respetuoso e incluyente.

“Reconociendo la dignidad inherente, la valía y las valiosas contribuciones de las personas con discapacidad intelectual como promotores del bienestar t de la diversidad de sus comunidades, y la importancia de su autonomía e independencia, en particular la libertad de tomar sus propias decisiones. Decide designar el 21 de marzo Día Mundial del Síndrome de Dow, que se observará todos los años a partir del 2012’, se lee en la resolución aprobada por la Asamblea General el 19 de diciembre del 2011.

Este 2017 se conmemora con el tema #MiVozMiComunidad, cuya finalidad es habilitar a las personas con este síndrome para que puedan expresarse y poder comunicar sus inquietudes a sus gobiernos para que estos apoyen su integración total a la comunidad.

En diferentes partes del mundo se realizan actividades y conferencias acerca del Síndrome de Down, en nuestro país, la CNDH instó a los diferentes sectores involucrados en la inclusión de las personas con Síndrome de Down, a reforzar las acciones de toma de conciencia para eliminar las barreras culturales, actitudinales, de información y de comunicación que limitan su desarrollo con plenitud y el ejercicio efectivo de sus derechos humanos.

Además, a armonizar la legislación para que existan esquemas que aseguren su reconocimiento como iguales ante la ley, al respetar su libertad de tomar sus propias decisiones con los apoyos necesarios para lograrlo y la posibilidad para participar en la vida política, sin invasión de su autonomía.

Nota completa: http://www.excelsior.com.mx/global/2017/03/21/1153206