Si el mundo está patas arriba, quizá haya que mirarlo del revés para enderezarlo. O eso debió pensar Imran I. Mullah cuando creó un espacio para personas con discapacidad, sin discriminación. Bocabajo y caminando sobre sus brazos debido a la polio que le incapacitó las piernas cuando aún era un bebé; Imran ha recorrido calles, estaciones de tren y paradas de autobús en busca de los mendigos, limpiabotas y demás desposeídos que ahora habitan Viklang Colony —la Colonia de la Discapacidad— en las cercanías a la estación de Mira Road, al norte de la ciudad de Bombay.

“Después de vivir en las calles, entendí que muchos somos expulsados de casa por nuestras discapacidades. Por eso quise hacer de esta colonia un lugar para personas iguales en el que nadie se sintiese marginado”, explica Imran, de 39 años. Afectado de polio desde los dos años, apenas tenía veinte cuando su familia le echó de casa y vivió de las limosnas hasta que decidió establecerse en este suburbio con su mujer y sus hijos. Pero fue trabajando de limpiabotas en la cercana estación de tren de Mira Road, entre otros tullidos betuneros y mendigos ciegos que deambulan por los andenes de Bombay, cuando Imran pensó en reclutar al ahora medio centenar de habitantes de Viklang Colony.

Lo que en principio fue un enclave para un grupo de familias, pronto se convirtió en el mayor asentamiento de personas con discapacidad conocido en el país. Alrededor de 250 personas procedentes de zonas tan remotas como el estado sureño de Tamil Nadul llegaron a vivir en el espacio creado por Imran. “Lo primero era reunir al mayor número de discapacitados de las calles. Pero mi mayor sueño aún no se ha realizado porque las condiciones no son las que uno espera: sin agua corriente, material apropiado para nuestras casas…”, dice el ahora conductor de rickshaw (triciclo público de motor típico de India).

El gigante asiático es, sin duda, el país del mundo con mayor número de personas con diversidad funcional. Pero las cifras concretas de este colectivo varían entre unas fuentes y otras. El último censo nacional de 2011 establece que el 2,1% de la población (más de 21 millones de individuos) sufre algún tipo de disfunción física o psicológica.

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